En mis grupos el tema del perdón siempre suscita interrogantes y confusiones. "No puedo perdonar porque no puedo olvidar" "No voy a perdonar porque no me han pedido perdón",
Les comparto un fragmento del artículo de María Cecilia Jaurrieta para Eclesalia (Argentina) está enfocado al perdón en casos de violencia doméstica, pero da claridad a las típicas interrogantes que se repiten al abordar el perdón. Perdonar es quitarse un peso de encima, de liberarnos a nosotros mismos del daño, pero no implica necesariamente una reconciliación.
El perdón...: no es un esfuerzo de olvido, de no aceptación o de negación sino una liberación interior para no someterse a las consecuencias de aquello que una vez nos hirió.
Sólo el perdón nos libera de su indiferencia, el resentimiento, el rechazo, la negación, el deseo del mal y del odio. Hay que perdonar para no seguir torturando el propio corazón.
Si al menos no querés perdonar por el otro, hacelo por el bien de tu propio corazón, el cual no merece que siga sufriendo un viejo dolor.
Perdoná al otro por vos. al menos así tendrás más salud espiritual.
El perdón es una gracia que se pide a Dios y se recibe. No hace falta nada más.
NO ES NECESARIO NINGÚN GESTO PARA CON EL OTRO. EL PERDÓN NO REQUIERE NECESARIAMENTE DE RECONCILIACIÓN, LA CUAL NECESITA DE LA PRESENCIA EL RE-ENCUENTRO, EL DIÁLOGO, LOS GESTOS, EL " HACER LAS PACES" el otorgarse nuevamente una renovación de confianza mutua y brindarse recíprocamente una segunda oportunidad.
La reconciliación siempre requiere del perdón, pero al perdón NO LE ES NECESARIA LA RECONCILIACIÓN. EL PERDON REQUIERE SOLO A UNO, LA RECONCILIACIÓN A DOS O MÁS.
Hay historias de las cuales NO SE VUELVE. No hay vuelta atrás, no conviene resucitar viejas heridas y añejos traumas. AVECES ES MEJOR DEJAR ATRÁS TODO Y TOMAR OTRO RUMBO. Para este tipo de situaciones hay que dar el perdón aunque no sea posible la reconciliación.
Perdoná por vos y tu corazón. Liberate de la historia de heridas que siempre vuelven, te arrastra al pasado y no te deja seguir. Liberate emocionalmente del recuerdo. Liberate psicológicamente del peso. Liberate espiritualmente de la culpa, la vergüenza, la angustia, la frustración y el miedo. Permitite ser otro. Cambiá todo lo que necesitás.
Empezá de nuevo una y otra vez. No dudes de amar, después de todo, sólo el amor es la única realidad humana de la cual no tenemos que arrepentirnos. En el amor siempre encontrás la esperanza. En el amar hay siempre algo de felicidad.