jueves, 6 de octubre de 2011

Los genios no deben morir



Ayer miércoles 5 de octubre de 2011 murió Steve Jobs, un genio de nuestra era, visionario que literalmente puso el futuro en nuestras manos. Es impensable el mundo como lo conocemos si él no hubiera existido porque sus creaciones han marcado el rumbo.  
Comparto su célebre discurso de 2005 pronunciado a los graduados de Stanford. Para mi, es su testamento para la humanidad.
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Discurso que Steve Jobs, CEO de Apple Computer y de Pixar Animation Studios, pronunció el 12 de Junio de 2005 en la ceremonia de graduación de la Universidad de Stanford. 

Me siento honrado de estar con ustedes hoy en su ceremonia de graduación en una de 
las mejores universidades del mundo. Yo nunca me gradué de una universidad. La verdad 
sea dicha, esto es lo más cerca que he estado de una graduación. Hoy deseo contarles tres 
historias de mi vida. Eso es. No es gran cosa. Sólo tres historias. 
La primera historia se trata de conectar los puntos.
Me retiré del Reed College después de los primeros 6 meses y seguí yendo de modo 
intermitente otros 18 meses o más antes de renunciar de verdad. Entonces ¿por qué me 
retiré?. 
La historia comenzó antes de que yo naciera. Mi madre biológica era joven, estudiante de 
universidad graduada, soltera, y decidió darme en adopción. Ella creía firmemente que debía 
ser adoptado por estudiantes graduados. Por lo tanto, todo estaba arreglado para que 
apenas naciera fuera adoptado por un abogado y su esposa; salvo que cuando nací, 
decidieron en el último minuto que en realidad deseaban una niña. De ese modo, mis padres 
que estaban en lista de espera, recibieron una llamada en medio de la noche 
preguntándoles: “Tenemos un bebé no deseado; ¿lo quieren?”. Ellos dijeron “Por supuesto”. 
Posteriormente, mi madre biológica se enteró que mi madre nunca se había graduado de 
una universidad y que mi padre nunca se había graduado de la preparatoria. Se negó a 
firmar los papeles de adopción definitivos. Sólo cambió de parecer unos meses más tarde 
cuando mis padres prometieron que algún día yo iría a la universidad. 
Luego a los 17 años fui a la universidad. Sin embargo, ingenuamente elegí una 
universidad casi tan cara como Stanford y todos los ahorros de mis padres de clase obrera 
fueron gastados en mí matrícula. Después de 6 meses yo no era capaz de apreciar el valor 
de lo anterior. No tenía idea de lo que quería hacer con mi vida y no tenía idea de la manera 
en que la universidad me iba a ayudar a entenderlo. Y aquí estaba yo, gastando todo el dinero 
que mis padres habían ahorrado durante toda su vida. Así que decidí retirarme y confiar en 
que todo iba a resultar bien. Fue bastante aterrador en ese momento, pero mirando hacia
atrás fue una de las mejores decisiones que tomé. Apenas me retiré, pude dejar de asistir a 
las clases obligatorias que no me interesaban y comencé a asistir irregularmente a las que 
se veían interesantes. 
No todo fue romántico. No tenía dormitorio, dormía en el piso de los dormitorios de 
amigos, llevaba botellas de Coca Cola por los 5 centavos del depósito para comprar comida y 
caminaba 11 kilómetros, cruzando la ciudad todos los domingos en la noche para conseguir 
una buena comida a la semana en el templo Hare Krishna. Me encantaba. La mayor parte de 
las cosas con que tropecé siguiendo mi curiosidad e intuición resultaron ser inestimables 
posteriormente. Les doy un ejemplo: en ese tiempo Reed College ofrecía quizás la mejor 
instrucción en caligrafía del país. Todos los posters, todas las etiquetas de todos los cajones 
estaban bellamente escritos en caligrafía a mano en todo el campus. Debido a que me había 
retirado y no tenía que asistir a las clases normales, decidí tomar una clase de caligrafía 
para aprender. Aprendí de los tipos serif y san serif, de la variación de la cantidad de espacio 
entre las distintas combinaciones de letras, de lo que hace que la gran tipografía sea lo que 
es. Fue hermoso, histórico, artísticamente sutil de una manera en que la ciencia no logra 
capturar, y lo encontré fascinante. 
Nada de esto tenía la más mínima esperanza de aplicación práctica en mi vida. No obstante, 
diez años después, cuando estaba diseñando la primera computadora Macintosh, todo tuvo 
sentido para mí. Y todo lo incluimos en la Mac. Fue la primera computadora con una bella 
tipografía. Si nunca hubiera asistido a ese único curso en la universidad, la Mac nunca habría 
tenido múltiples tipografías o fuentes proporcionalmente espaciadas. Además, puesto que 
Windows sólo copió la Mac, es probable que ninguna computadora personal la tendría. Si 
nunca me hubiera retirado, nunca habría asistido a esa clase de caligrafía, y las 
computadoras personales no tendrían la maravillosa tipografía que tienen. Por supuesto era 
imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en la universidad. Sin 
embargo, fue muy, muy claro mirando hacia el pasado diez años después. 
Reitero, no pueden conectar los puntos mirando hacia el futuro; solamente pueden 
conectarlos mirando hacia el pasado. Por lo tanto, tienen que confiar en que los puntos de 
alguna manera se conectarán en su futuro. Tienen que confiar en algo – su instinto, su 
destino, su vida, su karma, su corazón, lo que sea. Esta perspectiva nunca me ha decepcionado, y ha hecho la diferencia en mi vida. 
La segunda historia es sobre amor y pérdida.
Yo fui afortunado – descubrí lo que amaba hacer temprano en la vida. Woz y yo 
comenzamos Apple en el garage de mis padres cuando tenía 20 años. Trabajamos duro y en 
10 años Apple había crecido a partir de nosotros dos en un garage, transformándose en una 
compañía de US$2 mil millones con más de 4.000 empleados. Recién habíamos presentado 
nuestra más grandiosa creación – la Macintosh – un año antes y yo recién había cumplido 
los 30. Y luego me despidieron. ¿Cómo te pueden despedir de una compañía que 
comenzaste? Bien, debido al crecimiento de Apple contratamos a alguien que pensé que era 
muy talentoso para dirigir la compañía conmigo, los primeros años las cosas marcharon 
bien. Sin embargo, nuestras visiones del futuro empezaron a desviarse y finalmente tuvimos 
un tropiezo. Cuando ocurrió, la Junta del Directorio lo respaldó a él. De ese modo a los 30 
años estaba afuera. Y muy publicitadamente fuera. Había desaparecido aquello que había 
sido el centro de toda mi vida adulta, fue devastador. 
Por unos cuantos meses, realmente no supe qué hacer. Sentía que había decepcionado a 
la generación anterior de empresarios – que había dejado caer la estafeta cuando me la 
estaban pasando. Me encontré con David Packard y Bob Noyce e intenté disculparme por 
haberlo echado a perder tan estrepitosamente. Fue un absoluto fracaso público e incluso 
pensaba en alejarme del valle (Sillicon Valley). No obstante, lentamente comencé a entender algo – Yo todavía amaba lo que hacía. El revés ocurrido con Apple no había cambiado eso ni un 
milímetro. Había sido rechazado, pero seguía enamorado. Y así decidí comenzar de nuevo. 
En ese entonces no lo entendí, pero sucedió que ser despedido de Apple fue lo mejor 
que podía haberme pasado. La pesadez de ser exitoso fue reemplazada por la ligereza de 
ser un principiante otra vez, menos seguro de todo. Me liberó para entrar en uno de las 
etapas más creativas de mi vida. Durante los siguientes cinco años, comencé una compañía 
llamada NeXT, otra compañía llamada Pixar, y me enamoré de una asombrosa mujer que se 
convirtió en mi esposa. Pixar continuó y creó la primera película en el mundo animada por 
computadora, Toy Story, y ahora es el estudio de animación más exitoso a nivel mundial. En 
un notable giro de los hechos, Apple compró NeXT, regresé a Apple y la tecnología que 
desarrollamos en NeXT constituye el corazón del actual renacimiento de Apple. Además, con 
Laurene tenemos una maravillosa familia. Estoy muy seguro de que nada de esto habría 
sucedido si no me hubiesen despedido de Apple. Fue una amarga medicina, pero creo que el 
paciente la necesitaba. En ocasiones la vida te golpea con un ladrillo en la cabeza. No 
pierdan la fe. Estoy convencido que lo único que me permitió seguir fue que yo amaba lo 
que hacía. Tienen que encontrar eso que aman. Y eso es tan válido para su trabajo como 
para sus amores. Su trabajo va a llenar gran parte de sus vidas y la única manera de
sentirse realmente satisfecho es hacer aquello que creen es un gran trabajo. Y la única 
forma de hacer un gran trabajo es amando lo que hacen. Si todavía no lo han encontrado, 
sigan buscando. No se detengan. Al igual que con los asuntos del corazón, sabrán cuando lo 
encuentren. Y al igual que cualquier relación importante, mejora con el paso de los años. Así 
que sigan buscando hasta que lo encuentren. No se detengan. 
La tercera historia es sobre la muerte 
Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo parecido a “Si vives cada día como si 
fuera el último, algún día tendrás razón”. A mí me impresionó y desde entonces, durante los últimos 33 años, me miro al espejo todas las mañanas y me pregunto: “Si hoy fuera en último día de mi vida, ¿querría hacer lo que estoy a punto de hacer hoy?” Y cada vez que la respuesta ha sido “No” por varios días seguidos, sé que necesito cambiar algo. 
Recordar que moriré pronto constituye la herramienta más importante que he 
encontrado para ayudarme a decidir las grandes elecciones de mi vida. Porque casi todo – 
todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el temor a la vergüenza o al fracaso – 
todo eso desaparece a las puertas de la muerte, quedando solamente aquello que es 
realmente importante. Recordar que van a morir es la mejor manera que conozco para 
evitar la trampa de pensar que tienen algo que perder. Ya están desnudos. No hay ninguna 
razón para no seguir a su corazón. 
Casi un año atrás me diagnosticaron cáncer. Me hicieron un scanner a las 7:30 de la 
mañana y claramente mostraba un tumor en el páncreas. Yo ni sabía lo que era el páncreas. 
Los doctores me dijeron que era muy probable que fuera un tipo de cáncer incurable y que 
mis expectativas de vida no superarían los tres a seis meses. Mi doctor me aconsejó irme a 
casa y arreglar mis asuntos, que es el código que usan los médicos para comunicarte que debes prepararte para la muerte. 
Significa intentar decirle a tus hijos todo lo que pensabas decirles en los próximos 10 años, 
decirlo en unos pocos meses. Significa asegurarte que todo esté finiquitado de modo que 
sea lo más sencillo posible para tu familia. Significa despedirte. 
Viví con ese diagnóstico todo el día. Luego al atardecer me hicieron una biopsia en que 
introdujeron un endoscopio por mi garganta, a través del estómago y mis intestinos, 
pincharon con una aguja mi páncreas y extrajeron unas pocas células del tumor. Estaba 
sedado, pero mi esposa, que estaba allí, me contó que cuando examinaron las células en el 
microscopio, los doctores empezaron a llorar porque descubrieron que era una forma muy 
rara de cáncer pancreático, curable con cirugía. Me operaron y ahora estoy bien.
Fue lo más cercano que he estado a la muerte y espero que sea lo más cercano por unas 
cuantas décadas más. Al haber vivido esa experiencia, puedo contarla con un poco más de 
certeza que cuando la muerte era un útil pero puramente intelectual concepto: 
Nadie quiere morir. Incluso la gente que quiere ir al cielo, no quiere morir para llegar 
allá. La muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y es como 
debe ser porque la Muerte es muy probable que sea la mejor invención de la Vida. Es el 
agente de cambio de la Vida. Elimina lo viejo para dejar paso a lo nuevo. Ahora mismo, 
ustedes son lo nuevo, pero algún día, no muy lejano, gradualmente ustedes serán viejos y 
serán eliminados. Lamento ser tan trágico, pero es muy cierto. 
Su tiempo tiene límite, así que no lo pierdan viviendo la vida de otra persona. No se 
dejen atrapar por dogmas – es decir, vivir con los resultados del pensamiento de otras 
personas. No permitan que el ruido de las opiniones ajenas silencien su propia voz interior. Y 
más importante todavía, tengan el valor de seguir su corazón e intuición, que de alguna 
manera ya saben lo que realmente quieren llegar a ser. Todo lo demás es secundario. 
Cuando era joven, había una asombrosa publicación llamada The Whole Earth Catalog, 
que era una de las biblias de mi generación. Fue creada por un tipo llamado Steward Brand 
no muy lejos de aquí en Menlo Park, y la creó con un toque poético. Fue a fines de los 60, 
antes de las computadoras personales y de la edición mediante microcomputadoras, por lo 
tanto, en su totalidad estaba editada usando máquinas de escribir, tijeras y cámaras 
polaroid. Era un tipo de Google en formato de edición económica, 35 años antes de que 
apareciera Google: era idealista y rebosante de hermosas herramientas y grandes 
conceptos. 
Steward y su equipo publicaron varias ediciones del The Whole Earth Catalog, y luego 
cuando seguía su curso normal, publicaron la última edición. Fue a mediados de los 70 y yo 
tenía la edad de ustedes. En la tapa trasera de la última edición, había una fotografía de una 
carretera en el campo temprano en la mañana, similar a una en que estarían pidiendo aventón 
si fueran así de aventureros. Debajo de la foto decía: “Manténganse hambrientos. 
Manténganse descabellados”. Fue su mensaje de despedida al finalizar. Manténganse 
hambrientos. Manténganse descabellados. Siempre he deseado eso para mí. Y ahora, 
cuando se gradúan para empezar de nuevo, es lo que deseo para ustedes. 
Permanezcan hambrientos. Permanezcan descabellados. 
Muchas gracias.